- ¿Quien eres? - Le pregunté, mientras él se acomodaba a la salida de la catedral, acurrucándose en su cama de cartón y papeles manchados.
- La humanidad niña, la humanidad - Me respondió; acomodó su cabeza en la almohada de saco de papas y la tapó con la portada del diario " El país " .
No hay comentarios:
Publicar un comentario